Desde el fin de
la Segunda Guerra Mundial y hasta la invasión a Ucrania, con la excepción del
conflicto en la ex Yugoslavia en 1990, Europa había vivido en paz. Los
compromisos para preservar la paz, consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas de 1945, el Acta de Helsinki de 1975 y la Carta de París de 1990, habían
resultado eficaces para resguardar la paz y resolver discrepancias en el marco
del diálogo y del derecho internacional.
La anexión de
Crimea por parte de Rusia en 2014 fue una grave violación a los compromisos
asumidos y la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que en Europa se anexaba un
territorio. Poco después estalló el conflicto separatista pro ruso en el Donbás
al este de Ucrania, en la frontera con Rusia. Los acuerdos celebrados en Minsk,
ciudad capital de Bielorrusia, en busca de hallar una solución pacífica al
conflicto finalmente fracasaron. En 2022 Rusia reconoció la independencia de
las repúblicas autoproclamadas de Luhansk y Donetsk y poco después invadió
Ucrania en complicidad con Bielorrusia.
Con la invasión
a Ucrania, Rusia ha violado el principio de integridad territorial. Lo hizo en
2014 cuando anexó la península de Crimea y nuevamente en 2022 al pretender
anexar Luhansk, Donetsk, Zaporizhzhia y Jersón. Las presiones con que el
gobierno ruso intentó impedir que Ucrania ingresara a la Unión Europea y el
rechazo al ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica violan el principio de
soberanía y de determinación de los pueblos ya que el gobierno y el pueblo
ucraniano se manifiestan y luchan por integrar la Unión Europea. Con la
invasión y anexión de territorios Rusia viola estos tres principios
fundamentales del Derecho Internacional.
En la invasión
ilegal e injustificada, Rusia ha lanzado ataques contra zonas pobladas,
infraestructura crítica e incluso contra hospitales. Amnesty International y
Human Right afirman contar con pruebas de que Rusia ha cometido crímenes de
guerra. Cuando las tropas rusas se retiraron de Bucha, a pocos kilómetros de
Kyiv, se halló evidencia de que se cometieron asesinatos masivos y torturas.
Las tropas rusas también han lanzado ataques contra un edificio de la Cruz Roja
y se conoce que recientemente han deportado niños. Las pruebas de todos estos
crímenes cometidos por Rusia han sido suficientes para que la Corte Penal
Internacional dictase la orden de detención contra el presidente de la
Federación Rusa, Vladimir Putin.
Todo hace
suponer que Rusia busca expandirse hacia el oeste en busca de recuperar el
espacio que ocupó en tiempos de la Unión Soviética o tal vez con la intención
de recrear el Rus de Kiev avanzando por medio de la guerra santa a la que se
refirió el Patriarca Kirill. Intenta hacerlo invadiendo descaradamente, sin
observar las leyes y costumbres de la guerra e ignorando la Carta de las
Naciones Unidas y los tratados en los que se funda el orden internacional.
Esta conducta
contrasta con la iniciativa del Zar Nicolás II que en 1899 convocó a la primera
Conferencia de Paz de La Haya en la que se adoptó el Convenio para el arreglo
pacífico de las controversias internacionales y se creó la Corte Permanente de
Arbitraje, primer organismo internacional para la solución de controversias que
aún continúa en actividad.
Aunque Rusia
interpreta la incorporación de estados del ex espacio soviético a la Unión
Europea y a la Alianza Atlántica como una invasión a la su zona de influencia,
y probablemente una de las razones por las que Rusia invadió Ucrania haya sido
evitarlo, resulta evidente que las adhesiones de los países de Europa del este
han sido voluntarias, adoptadas por regímenes democráticos, y con el apoyo
manifestaciones populares.
Rusia, en
cambio, no ha logrado crear con la iniciativa de la Alianza Euroasiática un
proyecto alternativo que resultase atractivo y le permitiera recuperar su influencia.
Muy por el contrario, ejerció fuertes presiones para evitar que Ucrania
ingresase a la Unión Europea y en respuesta a ello se produjeron las grandes
manifestaciones del Euromaidán que fueron una clara muestra de la adhesión que
despiertan en el pueblo ucraniano los valores de la Unión Europea: la libertad
y la democracia.
Lo que está en
riesgo en este conflicto no son solo la libertad, soberanía e integridad
territorial de Ucrania y la paz y estabilidad en Europa, sino el mantenimiento
de un orden internacional basado en normas, la plena vigencia de la Carta de
las Naciones Unidas y de los derechos humanos.
Resulta también
evidente que en la actualidad las fronteras de muchos países no dependen de su
poder militar para preservarlas sino de un orden internacional regulado por
normas que sancionaría a cualquier Estado que intente modificarlas ilegalmente.
Si Rusia lograse consumar la anexión del territorio ucraniano sentaría un
peligroso antecedente porque el orden mundial ya no contará con los recursos
para garantizar el respeto de las fronteras como lo ha hecho hasta ahora y en
el futuro próximo muchos otros Estados se verán amenazados porque volverán las
ambiciones territoriales, la desconfianza y la guerra en muchas regiones del
mundo.
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